Ford acaba de lanzar el restyling de la cuarta generación de su compacto por excelencia, el Focus, el cual hoy vamos a probar en su carrocería familiar (Sportbreak) y con el acabado más aventurero Active X. Además luego cuenta con un acabado deportivo ST Line y la versión ST de 280cv con cambio manual o automático y disponible también en esta carrocería familiar.

Este Focus muestra ahora un diseño más moderno, adaptado a los últimos modelos de la marca. Cambia su parrilla con el logo de Ford incorporado en ella, faros delanteros (de LED en todas las versiones y matriciales en opción como es el caso de nuestra unidad por 950€), los faros traseros, que aunque tengan la misma forma, cambia la distribución de las luces y el alerón trasero, que cambia muy sutilmente.

En esta versión Active lo que encontramos es un diseño para crossover, con todos los bajos protegidos en plástico negro y gris, además de una altura libre algo superior para mejorar la conducción fuera de asfalto (+3cm). Este Sportbreak es 30cm más largo que un Focus Hatchback, aunque su batalla se mantiene intacta con 2,7m, lo que se traduce en un maletero mucho más amplio que el Focus de toda la vida.

En el interior los cambios no son muchos, pero se aprecian nada más montarte en las plazas delanteras. Y es que ahora en las versiones más equipadas, encontramos una nueva pantalla central mucho más grande (pasa de 8 a 12,3”) con el nuevo Software de la marca, el SYNC 4. La interfaz es moderna, el táctil es excelente y la rapidez es buena, por lo que tenemos unas de las mejores pantallas dentro del mercado. Por el contrario perdemos los botones físicos para el climatizador bizona, por lo que se desvía algo más la vista de la carretera para manejarlo, pero se maneja de manera cómoda desde la pantalla en una barra horizontal en la parte inferior de esta pantalla. Uno de los puntos fuertes de este Focus con carrocería Sportbreak es su maletero, que cuenta con apertura eléctrica y dentro nos esconde un gran maletero de 635 litros.

Sobre motores tenemos los 1.0 Ecoboost de 125cv y 155cv, con etiqueta ECO la mayoría gracias a la microhibridación de 48V, un diésel 1.5 EcoBlue de 115cv con cambio automático de 8 velocidades y etiqueta C y el 2.3 Ecoboost de 280cv con cambio manual o automático para la versión ST con etiqueta C.

 

Nuestra unidad cuenta con el motor de 155cv con cambio automático de 7 velocidades y doble embrague que luce la etiqueta ECO de la DGT. Es un motor que mueve correctamente los 1451kg que pesa y la verdad que para ser un motor tricilíndrico, no emite muchas vibraciones al interior y tiene un comportamiento refinado. La caja de cambios automática es cómoda y no mete tantos tirones como otras cajas de doble embrague del mercado, por lo que es una buena opción (1000€) si quieres olvidarte del cambio manual. Los consumos homologados son bajos (5,6 litros cada 100km según el ciclo WLTP) y en nuestra prueba de más de 600km combinando todo tipo de vías supera por poco los 6 litros, incluso en zonas de 80-90km/h hemos visto consumos por debajo de los 5 litros.

El comportamiento del coche es bueno y enfocado a un ambiente familiar, con una suspensión blanda y que filtra genial los baches al igual que su insonoridad es correcta. Si que notamos que en este acabado Active, el Focus tiene un ambiente más familiar y menos deportivo que el ST-Line. Cuenta con abundantes ayudas a la conducción que lo convierten en uno de los compactos más tecnológicos a día de hoy.

Los precios para el Focus SportBreak parten de los 32.225€, que son 1.200€ más que el Focus Hatchback y nuestra unidad con el equipamiento que tiene el motor de 155cv automático se va hasta los 38.300€.